🇭🇹⚠️ Haití contrata a Erik Prince para enfrentar bandas armadas: ¿peligro inminente para República Dominicana?


En medio de la profunda crisis que vive Haití, donde las bandas armadas han tomado el control de vastos territorios, el gobierno haitiano ha decidido recurrir a medidas extremas: ha contratado los servicios del controvertido empresario militar Erik Prince, fundador de la extinta y temida firma de mercenarios Blackwater Worldwide. Así lo reveló The New York Times este miércoles, confirmando lo que podría ser un punto de inflexión no solo para Haití… sino también para República Dominicana.


Según el reportaje, el contrato establece la creación de un grupo especial de operaciones que utilizará drones armados para ejecutar ataques precisos contra los líderes de pandillas responsables de la violencia en Puerto Príncipe y otras regiones.


Aunque a primera vista se trata de una acción desesperada por retomar el control interno, esta maniobra podría tener implicaciones peligrosas para la seguridad dominicana.


🇩🇴📢 ¡Atención República Dominicana!


Desde hace años, el resentimiento de ciertos sectores radicales haitianos contra República Dominicana no ha dejado de crecer. Hay grupos que públicamente han sostenido la teoría de que toda la isla pertenece a Haití. Y aunque eso no representa al total del pueblo haitiano, la radicalización con entrenamiento militar puede convertirse en un problema real para nuestra soberanía.


¿Qué pasa si los combatientes formados por Erik Prince adquieren poder, armas y estructura militar?


Recordemos que Erik Prince no es un instructor cualquiera. Se trata de un ex Navy SEAL y fundador de una empresa que ha sido denunciada por violaciones a los derechos humanos en Irak, operaciones ilegales en África y colaboración con operaciones secretas de inteligencia. Su presencia en Haití es sinónimo de preparación para la guerra, no para la paz.


🧨La amenaza real: Historia, resentimiento y geopolítica


La historia entre Haití y República Dominicana está marcada por desconfianzas mutuas. Desde la ocupación haitiana de 1822 hasta los conflictos por la migración, el tráfico ilegal, y las tensiones diplomáticas por la construcción de canales en la frontera, la relación ha sido tensa.


En redes sociales y círculos políticos haitianos no son pocos los que reclaman “la reunificación de la isla” o atacan verbalmente a dominicanos en foros públicos. En ese contexto, entrenar comandos de combate y dotarlos de drones letales, sin un control externo sólido, puede abrir la puerta a un escenario muy peligroso para ambos países.


🔍 ¿Y la comunidad internacional?


La comunidad internacional ha sido lenta en actuar ante la crisis haitiana. La ONU anunció una misión de apoyo, pero los retrasos y la falta de recursos han llevado al gobierno haitiano a buscar soluciones privadas. Pero… ¿qué pasa cuando una nación colapsada entrega su poder militar a un contratista privado acusado de crímenes de guerra?


Este escenario es inédito en el Caribe y debe encender las alarmas en Santo Domingo.


🇩🇴 ¿Está preparada República Dominicana?


Ante esta situación, el Estado dominicano debe actuar de inmediato:


Reforzar la vigilancia aérea y terrestre en la frontera.


Preparar a nuestras unidades de élite con tácticas antiterroristas.


Exigir transparencia y monitoreo internacional sobre las operaciones de Erik Prince en Haití.


Denunciar cualquier movimiento hostil en organismos internacionales.


No podemos permitir que, bajo el argumento de combatir bandas, se instale un grupo paramilitar con capacidad de ataque aéreo justo al lado de nuestra frontera, en un país donde sectores radicales ven al pueblo dominicano como enemigo.


📍 La contratación de Erik Prince por parte del gobierno haitiano es un cambio de juego que puede tener consecuencias inesperadas. Si bien el objetivo declarado es luchar contra pandillas, el poder mal utilizado o mal dirigido puede volverse contra nosotros.


República Dominicana debe estar alerta, fortalecer su seguridad nacional y no subestimar este movimiento. Hoy más que nunca, la defensa de nuestra soberanía no es solo una consigna… es una urgencia.